Pues si, así es. Esta ingeniería de automoción que nos hartamos de ver en los anuncios de televisión y que a poco más nos encontraremos hasta en los fideos de la sopa, la inventó el ferrocarril.
Todos podemos recordar desde hace mucho tiempo alguno de estos vehículos a lo largo y ancho de nuestra red ferroviaria, transportes constituidos a base de sustituir las ruedas de neumáticos de los vehículos comerciales de carretera, por otras de tipo ferroviario para circular por raíles.
Y tan buen resultado dieron a la hora de acometer pequeñas intervenciones de mantenimiento complementando a dresinas y otros vehículos de vías y obras de la red, que estos ingenios se comenzaron a fabricar de forma industrial adaptados a las necesidades de cada empresa, portando ya de fábrica ambos tipos de ruedas retráctiles sin necesidad de cambio alguno. Son los llamados vehículos bimodales, que encontramos en fábricas, puertos y estaciones intermodales de transporte de mercancías.
He aquí lo que ahora se hace llamar híbrido, perdón, que si no lo decimos en inglés aunque no tengamos ni idea parece otra cosa: "hybrid", dos modos de uso con sus pequeñas diferencias de matices entre carretera/vía o gasolina/eléctrico, concepto que al fin y al cabo, hace mucho tiempo que aportó el ferrocarril.
Camión de origen comercial adaptado para circulación sobre raíles. Como dato curioso, la matrícula para la circulación por carretera, y la numeración UIC para uso como vehículo ferroviario.
Vehículo auxiliar de la bateadora en labores de mantenimiento de la línea Zaragoza-Barcelona a su paso por la provincia de Huesca. Marzo 2021.
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